En el día del Amor, yo creo en el Amor… … y lo veo realizado en numerosas parejas que se quieren con locura.
Yo creo en el Amor y estoy convencido de que, gracias a él, los niños juegan con las estrellas, y los viejecitos son capaces de seguir soñando en caricias y besos, y continúan repitiéndose maravillosos encuentros y vuelven a llover raudales de afectos entrañables.
En el día del Amor, yo creo en el Amor… …y lo veo dibujado en la mirada, en el abrazo y el beso de mi amado/a cada mañana. Porque lo palpo, lo siento, puedo tocarlo cuando acaricia mis dudas, alivia mis pesares, levanta mis decaimientos y me sugiere cielos nuevos de dicha inacabable.
Yo creo en el Amor, porque cada día entra sigilosamente, respetuosamente, delicadamente en mis moradas y las llena de fuego y calor, y convierte mi existencia en un quehacer de entrañables resonancias.
Y creo en el Amor, porque él sabe pasar y superar la frontera de la muerte, porque es más fuerte que el dolor y más intenso que las lagrimas, porque es capaz de vencer dificultades y contratiempos, porque permanece para siempre…
En el día del Amor, yo creo en el Amor «que disculpa, confía, espera, que no se irrita; en el Amor que no pasa nunca».(1Cor 13,1-13)
“El amor es lo más profundo y verdadero de la vida” (Albert Möser)