
¡Bienvenidos a nuestro podcast!
Este es un podcast para parejas y matrimonios que, como tú, quieren crecer y cuidar su relación de pareja y familia pero… que no van sobrados de tiempo.
Puedes escuchar el podcast en cualquier momento: mientras vas en bus, mientras haces las tareas de casa, mientras conduces o haces deporte…
Puedes acceder al podcast desde:
• nuestro canal de Youtube: Encuentro Matrimonial de España
• desde ivoox: La alegría del amor – EM
Y luego, aquí puedes encontrar material complementario para profundizar más, y también para empezar a poner en práctica, con tu pareja o en familia, lo que vamos proponiendo.
10.- Abuelos. ¿Cómo eran mis abuelos?

Experiencia, memoria, adaptación a los tiempos, entrega y sacrificio por sus hijos y la familia. Pero también achaques, perdida de ilusiones, dolores y, muchas veces, soledad. Todo eso y muchas cosas más describen a las personas mayores que viven cerca de nosotros. Si además son abuelos, se añaden a nuevos matices a la descripción: los que cuidan a los nietos, a los que recurrir en caso de emergencia, los compañeros de juegos de los nietos…
A los mayores les debemos muchas cosas, pero sobre todo, cuidados, cariño y generosidad.
Puedes leer y descargar el texto completo de la introducción aquí.
¿Y si no los estamos tratando tan bien?
La mayor parte de las familias cuidan y atienden a las personas mayores que forman parte de las mismas. Padres, abuelos, tíos reciben cuidados y cariño de aquellos a los que una vez se los prodigaron: hijos, nietos, sobrinos… Sin embargo, hay acciones que, de forma inconsciente por desconocimiento, pueden producir maltrato en los mayores. Conviene ser conscientes de ello para no caer en estas actitudes, prevenir e, incluso, denunciar cuando detectemos estas acciones sobre personas mayores de nuestro entorno. Y es que “el maltrato a las personas mayores es mucho más común de lo que pensamos, porque hay conductas que se consideran normales, pero son maltrato”
Se considera maltrato a una persona mayor “cualquier acto u omisión, voluntario o involuntario, que cause un daño a sufrimiento a una persona mayor”.
Señalamos a continuación acciones y actitudes que nos pueden ayudar a detectar si no estamos tratando a las personas mayores tan bien como creemos y como quisiéramos.



Acciones y actitudes a evitar en el cuidado de las personas mayores
1.- A nivel físico.
Hay que evitar cualquier acción que produzca daño y secuelas visibles como empujones, golpes, quemaduras… Y, por supuesto, hay que cuidar de que sus necesidades básicas estén cubiertas: alimento, vestido, vivienda, cuidados médicos, etc.
2.- A nivel psicológico.
Evitar cualquier acción que anule a la persona mayor haciéndola dependiente, como sería favorecer su aislamiento o infantilización, y por supuesto, no son aceptables las amenazas, humillaciones, insultos.
3.-A nivel económico.
El buen trato a los mayores implica preservar y respetar sus bienes y no hacer uso de los mismos sin su consentimiento o con engaños o abusando de su confianza (retirar dinero de sus cuentas, obligarles a otorgar sus bienes o repartir la herencia en vida, etc)
4.- A nivel social.
El paternalismo, tomar decisiones que les afectan sin contar con ellos, la discriminación por edad, el uso y abuso en el cuidado de los nietos o el minusvalorar sus capacidades son actitudes que hay que evitar con los ancianos y personas mayores.
Cuidar y atender a los ancianos y personas mayores no siempre es fácil, pero es el deber ineludible de una sociedad y unas personas con conciencia y humanidad.
NOTA: Los textos entrecomillados se han copiado literalmente de la página web de Confemac (Confederación estatal de mayores activos). Y este contenido se ha elaborado basándose en la información que aparece en la misma (www.confemac.net).
9.- Hermanos. ¡Santa paciencia!

«Tener un hermano, una hermana que te quiere, es una experiencia fuerte, impagable, insustituible«. Pero ser (buen) hermano/a se aprende. Y se enseña. Enseñan los padres, cuando no educan solo para conseguir «buenos hijos» sino también «buenos hermanos». Aprenden los hijos de lo que les enseñan sus padres y de las experiencias que viven con sus hermanos, pero también, como toda relación humana, decidiendo seguir siendo hermanos una vez llega la edad adulta y las vidas de cada uno cogen caminos diferentes.
Puedes leer y descargar el texto completo de la introducción aquí.
Sugerencias para favorecer la buena relación entre hermanos.
Esta vez, Ángel López, al redactar la introducción que abre este podcast, ha incluido unos consejos o pautas para sembrar la semilla de la fraternidad entre los hijos. Nos parecen tan interesantes que las destacamos a continuación:



Pautas para educar buenos hermanos
El carácter de cada hijo/a, su propia personalidad influye, y mucho, en la relación que va a mantener con sus hermanos. No obstante, los padres podemos ayudar, con nuestra forma de tratarlos, a que las relaciones fraternales sean más fluidas y positivas. Os damos unas pautas muy sencillas para ello:
1.- Aceptar sus diferencias.
Dialogar con ellos para que también las acepten y gestionen mejor. Positivar esas diferencias como riqueza familiar. Procurar que las diferencias de afecto y de atención (que son inevitables y, en ocasiones, necesarias) no aparezcan ni se entiendan como injustas.
2.- Fomentar su individualidad.
Cada uno debe tener sus espacios y momentos. En casa y fuera: colegio, amigos, actividades extraescolares, deporte, etc. Hay que procurar que haya momentos y espacio de separación entre ellos.
3.-Educar distinto.
No hay que homogeneizar las obligaciones, los límites, las correcciones, los castigos. Cada uno es y debe verse distinto. Tratados distinto en lo que se pueda. Hay que hacerles ver que cada uno tiene su tiempo de crecimiento y sus necesidades. No verbalizar lo mejor de un hermano sobre el otro, es decir, evitar las comparaciones que pueden crear envidias y celos.
4.- Respetar para ser respetado.
Marcar límites. Que el respeto sea algo “absoluto”. Sin excusas. Aplicar las correcciones acordadas previamente entre todos.
5.- Enseñar a comunicarse.
Hay que enseñar a los hijos a que toquen las emociones. Por ejemplo, ¿cómo se sienten detrás de una trifulca entre ellos? Que vean que los padres discutimos, pero nos respetamos; decimos nuestros puntos de vista, nos pedimos perdón, llegamos a un consenso, etc. En sus conflictos, calmar la situación y dar espacios y tiempo para que el “fuego” se apague. Y una vez calmada la tormenta, buscar momentos para dialogar y profundizar en las causas y posibles soluciones al conflicto.
6.- Dialogar en familia
Aprovechar los momentos “dulces” para hablar de las diferencias familiares de forma positiva. Somos más ricos porque somos diferentes. Positivar sus logros y elogiar cuando han resuelto algún conflicto de buenas maneras. Incidir en que nadie pierde y que todos ganamos.
No siempre es fácil, pero uno de los mayores regalos que podemos dar a un hijo es un hermano o hermana que le acompañe en la vida. Para ello debemos sembrar las semillas de la fraternidad, para que cuando nosotros, los padres, ya no estemos aquí con ellos, encuentren en el hermano, la hermana, la persona que continua caminando a su lado y siendo un fiel apoyo en su vida.
¡Te esperamos en el próximo podcast! ¡Hasta pronto!
8.- Hijos. Amor de madre y de padre.

«¿A quién prefieres, al papá o a la mamá?«. Esto lo hemos oído preguntar alguna vez a un niño pequeño y hemos visto en su expresión aparecer el desconcierto. Y es que los pequeños no entienden la elección entre el amor de su madre «o» el de su padre, porque necesitan ambos. Y ese es el reto: conseguir que dos amores diferentes, padre y madre, converjan para dar alas al ser que es fruto de su amor: su hijo, su hija.
Puedes leer y descargar el texto completo de la introducción aquí:
Unas ideas sobre el «ser padres» convertidas en poesía.
Es muy conocido, seguramente lo habéis leído más de una vez. Quizá hace años como hijos, hoy, tal vez, ya como padre o madre. Pero vale la pena volver a leerlas con calma, saboreándolas y dejando que calen. Y dejándonos interpelar si somos padres: ¿es esa nuestra actitud? ¿asumimos que nuestros hijos no son una posesión nuestra? ¿nos preparamos para dejarlos volar, vivir su propia vida? Y es que sin duda habrá mejores, pero este relato de Gibrán Jalil Gibrán nos proyecta hacia la diana de lo que es una paternidad y maternidad generosa, desinteresada y enfocada en dar vida al hijo, física, emocional y espiritualmente. ¡Que disfrutéis de su lectura!


[De los hijos]
Y una mujer que estrechaba una criatura contra su seno se acercó y dijo: Háblanos de los hijos.
Y él respondió:
«Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Son los hijos y las hijas del anhelo de la Vida, ansiosa de perpetuarse.
Por medio de vosotros se conciben, mas no de vosotros.
Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos; no sus almas: porque sus almas habitan en la casa del futuro, cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños.
Podéis esforzaros por ser como ellos, más no tratéis de hacerlos como vosotros: porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Sois el arco desde el que vuestros hijos son disparados como flechas vivientes hacia lo lejos.
El Arquero es quien ve el blanco en el camino del infinito, y quien os doblega con Su poder para que Su flecha vaya rauda y lejos. Dejad que vuestra tensión en manos del arquero se moldee alegremente. Porque así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco que se tensa.«
El Profeta. Gibrán Jalil Gibrán.
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7.- Sexualidad. Vaso medio lleno, medio vacío.

Sexualidad, afectividad y ternura son «diálogo del cuerpo». Un diálogo que va más allá de «hacer el amor». Porque el amor no se hace, se construye y se vive. La relación sexual en la pareja y en el matrimonio, es algo más que cuestión de hormonas, es cuestión de ir construyendo, viviendo y creciendo en intimidad, relación y comunicación.
Puedes leer y descargar el texto completo de la introducción aquí:
Ideas sobre la sexualidad para leer, reflexionar y elegir.
La sexualidad ha pasado en unas pocas décadas de ser un tema tabú, a estar presente en conversaciones de amigos, programas, anuncios, leyes… en ocasiones parece omnipresente en nuestro entorno. Nuestras propias vivencias, experiencias y creencias en este área se ven contrastadas por otras que se hacen públicas en redes, medios de comunicación o conversaciones informales.
Ante la sobreexposición de este tema quizá es bueno pararse y hacer un sencillo ejercicio de reflexión y elección: ¿qué es lo que quiero para mí/para nosotros en este área de nuestra relación?
Te dejamos unas ideas aquí, léelas despacio, piensa en ellas, reflexiona qué te aporta de positivo o negativo cada idea, elige y después, como se dice en la introducción del podcast, construye y vive lo que has elegido.

¿Qué quiero vivir con nuestra sexualidad?
1. Ser «técnicamente» el/la mejor.
2. Demostrarte lo mucho que te quiero.
3. Que el tiempo no afecta a nuestras relaciones sexuales: nos comportamos igual que al principio.
4. Una combinación de pasión, amor y ternura.
5. Que no hay nada mejor que «el aquí te pillo, aquí te mato»
6. Ser yo el/la que diga cómo y cuándo.
7. Una forma de expresar y vivir nuestra complicidad diaria.
8. Unos orgasmos espectaculares.
9. Sentir nuestro amor vivo y en evolución.
10. Cubrir nuestras necesidades sexuales con seguridad y sin complicaciones.
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6.- Los sentimientos. Sentimientos, guía interior.

Entrar en contacto con nuestros sentimientos no es sentimentalismo.
Los sentimientos son indicadores de que algo pasa en nuestro interior. Toca saber manejar esos indicadores de la conducta. Admitirlos, ser capaces de ponerles nombre y compartirlos con quien tenemos confianza son funciones importantes que no podemos obviar. Practicar estas tres acciones nos permiten conocernos mejor, ser capaces de descubrir qué necesidades me están revelando, y crear relaciones relaciones profundas.
Este podcast profundiza en este tema y te hará descubrir la «utilidad» de los sentimientos y cómo pueden ayudarte a descubrir cómo ser feliz.
Puedes leer y descargar el texto completo de la introducción aquí:

Ejercicios para practicar el ponerle nombre a los sentimientos
Estamos habituados a decir “me siento bien” o “me siento mal” pero esas expresiones comunican muy poco de lo que, en verdad, está pasando por nuestro interior. Es muy positivo expresar nuestros sentimientos de una forma precisa.
1.- En primer lugar porque nos hace ser conscientes de lo que sentimos y con la intensidad que lo hacemos.
2.- En segundo lugar porque nos podemos comunicar con precisión.
3.- Y por último, porque esos sentimientos son la punta del iceberg que nos hace visibles nuestras necesidades más profundas.
Por ello te proponemos un ejercicio para practicar el arte de ponerle nombre a lo que sentimos. Es muy sencillo. Siéntete protagonista de las siguientes situaciones, y busca las palabras que mejor describen qué es lo que sentirías en esas circunstancias. A la izquierda te ponemos una imagen que quizá te pueda ayudar a «bautizar» esos sentimientos.
1.- Tienes una cita con el medico a mitad de la mañana. Es un día en el que el trabajo se te acumula. Además tienes que salir con más de media hora de antelación pues trabajas en otra localidad distinta. Llegar es complicado por los atascos pero aparcar aún lo es más. Por fin lo consigues y llegas a la puerta de la consulta justo a tiempo. Es entonces cuando te informan con bastante desgana que tu doctor ha cancelado sus citas de hoy porque tenía que asistir a un congreso. Te dicen que han llamado a los pacientes para reubicar sus citas otro día, pero a ti nadie te ha llamado. Tampoco hay nadie que sepa decirte cuando tienes programada tu visita. Has hecho el viaje para nada. ¿Cómo te sientes?
Otra situación:
2.- Es 22 de diciembre. A mitad de mañana te llama un amigo. Las papeletas de lotería que te vendió corresponden al número del gordo. Y compraste bastantes. Y sabes que tu familia también tiene participaciones. Y ahora, ¿qué te sientes?
No es tan difícil, ¿verdad? ¿Intentas una vez más?
3.- Estás en el funeral de un amigo de toda la vida, de tu mejor amigo, en realidad. Ha sido una muerte prematura e inesperada. Fuisteis juntos al colegio, al instituto, vuestras parejas congeniaron y la amistad se ha prolongado y ha aumentado con la edad. Ahora tus hijos y los suyos son también amigos. Muchas veces bromeabais y os veíais llevando juntos a vuestros nietos al cole cuando estuvierais jubilados y haciendo esos viajes son los que soñabais cuando erais unos críos. Ahora esos sueños no se harán realidad. Notas que un pedazo de ti ha desaparecido. ¿Cuáles son tus sentimientos?
Y ya el último ejercicio que te proponemos:
4.- Despiertas y notas que algo va mal. Lo intentas pero no puedes moverte. Está atada. No consigues moverte. Tampoco puedes hablar, estas amordazada. Todo está oscuro. No oyes nada más que un goteo lejano. Sientes frio. El suelo está duro y húmedo. No te puede estar pasando esto a ti: eres una persona normal, anónima, no tienes enemigos. Pero pasa el tiempo, una eternidad para ti, y todo sigue igual. Sigues sin poder moverte. No puedes hablar. Hace frío. Está oscuro y húmedo. No sabes lo que pasa. ¿Qué crees que estás sintiendo?
Seguramente no has encontrado dificultad en ponerle nombre a dos o tres sentimientos que es fácil imaginar que cualquier persona experimentaría en estas situaciones. Pues igual de sencillo es poner nombre a lo que sientes en un momento dado. Prueba a hacerlo y verás cómo una acción tan sencilla amplia tu manera de verte a ti mismo y a los demás.
¡Te esperamos en el próximo podcast! ¡Hasta pronto!
5.- El perdón. ¿Me perdonas? ¿te perdono?

¿Perdonar es una debilidad? ¿Pedir perdón es una humillación?
Este podcast pretende enfocarnos en un perdón que no es resignación, conformismo o insípida bondad, sino más bien un camino de madurez, crecimiento y responsabilidad personal, de pareja y de familia. Así que… ¿me perdonas? ¿te perdono?
Puedes leer y descargar el texto completo que ha servido como introducción aquí:


Ayuda para vencer los puntos críticos del proceso del perdón
El perdón tiene tres puntos que resultan críticos porque pueden hacer zozobrar el proceso de reconciliación:
1 Asumir nuestros errores y debilidades. No eres perfecto/a, por mucho que te esfuerces en serlo. Vas a cometer errores sí o sí. Lo importante es esforzarse porque sean los menos y lo más leves posibles. Y cuando cometas errores, cuando hieras a alguien sin pretenderlo es un rasgo de madurez y de humildad reconocerlo ante el otro… y ante ti mismo.
Cuando estés en este punto pregúntate: ¿soy muy exigente conmigo mismo/a?, ¿pienso que los demás son tan exigentes conmigo como lo soy yo?, ¿qué puedo hacer para aceptar mejor mis errores y debilidades?, ¿cómo puedo responsabilizarme de la herida que he causado de una forma constructiva?
2 Superar los sentimientos. Cuando nos ofenden los sentimientos aparecen con fuerza: ira, orgullo, dolor, indignación… Cuando somos nosotros los que hemos herido a alguien a quien amamos también se hacen presentes con igual intensidad la vergüenza, la tristeza, el miedo… El punto crítico consiste en aceptar esos sentimientos que surgen espontáneamente en nosotros, pero no dejar que sean ellos los que guíen nuestras decisiones.
Cuando estés en este punto pregúntate: ¿qué puedo hacer para serenarme?; esos sentimientos que experimento, ¿qué me están diciendo de mi mismo/a?. No te quedes en el hecho en sí (las palabras fuera de tono, el olvido por parte del otro, que no haya sido puntual, etc) e intenta descubrir qué es lo que verdaderamente te ha herido (la falta de confianza, no verte tenido en cuenta, la indiferencia hacia tus necesidades, etc), detectar el tipo de herida es el primer paso para poder ponerle remedio.
3 Dar pasos hacia la reconciliación. El daño está hecho, pero dejarlo correr no es la solución. Mantener la herida abierta no nos hace avanzar, no nos lleva a otro sitio que a la infelicidad.
Para poder superar este punto crítico reflexiona sobre esto: ¿soy feliz viviendo esta situación de ruptura?, ¿qué tengo que hacer para superar esta situación?, ¿qué debo hacer para poder sanar la herida que nos está separando?
4.- Las diferencias. Igualito que tu madre

«Eres igualito que tu madre», «no sé cómo puedes ser así», «no me cabe en la cabeza que pueda gustarte esto», son expresiones que alguna vez hemo oido… e incluso utilizado. Ellas trasmiten el asombro, la molestia e incluso el conflicto que producen las diferencias. Porque todos somos diferentes. Tú y yo, nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros padres y amigos… todos son y somos diferentes. Y hay que aprender a vivir con esa realidad. Y no solo vivir, conseguir que esa diversidad juegue a favor de nuestras relaciones y no en contra.
Aceptar, acoger e integrar las diferencias es una tarea que podemos ir perfeccionando con la práctica.
Puedes leer y descargar el texto completo que ha servido de base a la introducción aquí:


¿Qué hacer con las diferencias en una relación?
En la introducción del podcast se proponen tres pasos que ayudan a aceptar, asumir e integrar las diferencias:
1 Ver al otro tal y como es. Es aquí cuando tomamos contacto con lo que tiene el otro de diferente. La idealización de la fase de enamoramiento ya ha pasado y la realidad se hace presente: el otro no es un clon nuestro, tampoco es cómo quisiéramos que fuera: es como es. Distinto/a a mí.
2 Aceptar las diferencias y ver lo que nos enriquece. No todo lo que nos diferencia genera rechazo o conflicto. Hay diferencias que enseguida valoramos como positivas. Son aquellas que nos complementan o que enseguida asumimos que nos pueden ayudar. Nos complementamos cuando uno de los dos tiene una habilidad, destreza o valor que el otro puede completar. Si uno es bueno ayudando a hacer los deberes a los niños, y el otro tiene habilidad para jugar con ellos y entretenerlos, la complementariedad es evidente. Las diferencias del otro también las percibimos como beneficiosas si cubren un aspecto que no tenemos nosotros: es una suerte que uno sea habilidoso si el otro no tiene nada de “manitas”.
3 Hacer de las diferencias una oportunidad de crecimiento. ¿Pero qué hacer con las diferencias que nos incomodan, que nos molestan, que crean conflicto entre los dos?
Pistas para dialogar las diferencias que nos crean conflicto
Coge perspectiva. Cuando pienses en la diferencia que te molesta, no te centres en ella de forma aislada, mira el conjunto. Es decir, ten en cuenta todo aquello que te gusta, que te complementa, que te hace la vida más fácil de él o ella, no te quedes solo con lo que te molesta, mira el conjunto.
No te quedes en lo superficial, ves al fondo. Dialogad sobre ello centrándoos en los sentimientos que os produce esa diferencia, buscando describir al otro qué ocurre en vuestro interior cuando esa diferencia se hace visible entre vosotros. Sé sincero y honesto con el otro… también contigo mismo.
Haced que sea vuestra relación la que resulte ganadora. Pensad siempre que hay que llegar a acuerdos, a decisiones que los dos podáis asumir como propias y beneficiosas, no para ti, o para mí, sino para vuestra relación. Porque lo más importante es la relación que hay entre vosotros, mucho más importante que solo una pequeña parte de ella que es esa diferencia.
3.- Detalles y ternura. El perfume del amor

En nuestra relación, el tiempo va marcando distancias. No es que no nos amemos. Pero le falta más expresividad de detalles. Dicen que lo importante no es enamorarse sino permanecer enamorados. Permanecer con aquella chispa de entonces donde todo se hacía “nuevo”. Esa chispa se consigue con detalles, con ternura, cuidando al otro.
También se dice que la ternura es el perfume del amor. Como un perfume la ternura está, la sentimos, nos envuelve aunque no la veamos. Amar tiene mucho de arte. Ser tierno, ser detallista también. No es que los detalles sean la esencia de la convivencia familiar. Pero ayudan. Porque con ellos decimos que el otro sigue siendo importante en nuestra vida, que el sueño de ser felices no se apaga.
Aprendamos el arte de ser tiernos, de ser detallistas. Qué nunca nos falte el perfume del amor en nuestra relación ni en nuestra familia.
Puedes leer y descargar el texto completo que ha servido de base a la introducción aquí:

¿Y si no sé cómo ser detallista?, ¿y si ya no sé qué detalles hacer?
No ser detallista no es problema si hay voluntad en serlo y si se consigue un poco de ayuda.
La voluntad muchas veces se activa cuando somos conscientes de que la ternura y los detalles no son un “extra” en nuestra relación, algo que puede no puede estar y… no pasa nada. Los cuidados y los detalles sí hacen falta. Y si has oído el podcast o leído el texto de la introducción, seguro que te has dado cuenta de ello. Así que si sigues aquí… ¡ya tienes activada la voluntad!
La ayuda hace falta, generalmente, cuando queremos tener un gesto, un detalle con nuestra pareja o familia y no se nos ocurre qué hacer. Hay veces que, incluso siendo detallistas, nos bloqueamos y no sabemos cómo manifestar al otro que para nosotros es importante.
Si en algún momento os encontráis en la situación de querer y no saber cómo mostrar nuestro cariño, aquí tenéis 20 propuestas para inspiraros (algunas sirven para toda la familia, otros solo para la pareja):


20 propuestas para decirle «te quiero»
1. Un beso o un abrazo nunca falla (o muchos besos y abrazos ;-))
2. Déjale una nota con un piropo
3. Cédele el mando de la tele
4. Haz una tarea que le toca a él/ella
5. Prepárale su plato favorito
6. Acompáñale al médico
7. Escríbele una carta romántica.
8. Cómprale una cosita un día cualquiera
9. Invítale al cine, a un concierto o exposición.
10. Proponle dar un paseo juntos.
11. Prepárale un desayuno especial antes de que se levante
12. Dile que esta guapísimo/a cuando vuelva de la peluquería
13. Acompáñale a visitar a sus padres o familia
14. Tráele algo que le guste del supermercado (y que no esté en la lista de la compra)
15. Si no os veis a lo largo del día, envíale un whatsapp cariñoso.
16. Proponle una cita romántica.
17. Consigue su película favorita y organiza una tarde o noche de cine en casa.
18. Busca una fotografía en la que esté especialmente guapo/a, enmárcala y ponla en un lugar destacado de la casa.
19. Regálale una prenda de ropa sexy
20. Pídele renovar vuestras promesas de matrimonio el día de vuestro aniversario (sea cual sea el año que celebréis)
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Esperamos que os haya gustado nuestro tercer podcast. ¡Os esperamos en el siguiente, para seguir “creciendo juntos”!
2.- El diálogo. Analgésico contra el dolor de silencio

El diálogo construye la presencia y el conocimiento del otro. Va más allá de la conversación habitual en la que intercambiamos noticias, hechos, opiniones, gustos, etc. El diálogo en pareja, que construye la intimidad y la responsabilidad de la vida en común, es el que comunica lo que vivimos por dentro.
Cuesta dar el primer paso, pedir al otro dialogar. Pero esperar que sea el otro quien lo haga sólo sirve para eternizar la incomunicación. Está en tus manos dar el primer paso. Es bueno para ti, y es bueno para los dos, dar ese paso primero. Toma esa decisión. Atrévete. Nosotros te ayudamos.
Puedes descargar el texto completo que ha servido de base a la introducción aquí:
¿Cuál es el nivel de comunicación que utilizas con tu pareja y familia?
En el podcast hemos escuchado el testimonio de un matrimonio que lo que es hablar, hablaba. Pero no sólo es cuestión de “hablar”, se trata de comunicar. Comunicar sólo acontecimientos, planes, sucesos y opiniones es necesario e imprescindible para gestionar una relación. Pero para mantener relaciones personales profundas, íntimas y plenas, debemos comunicar lo que nos ocurre por dentro. Como dice Esther en el podcast, “comunicar desde las tripas” es lo que crea lazos entre las personas.

¿Y tú? ¿Cómo te comunicas con tu marido/mujer, con tu pareja o tu familia? ¿A qué nivel de comunicación, de los que indicamos a continuación, llegas con ellos?
1.- En una conversación hablamos de cosas ajenas a nosotros, que no nos afectan directamente y que, a veces, ni entramos a valorar. Hablamos del tiempo, explicamos la conversación que hemos tenido con el vecino, contamos lo que ha ocurrido en el último capítulo de nuestra serie favorita, hacemos la lista de la compra….
En este nivel de comunicación no trasmito nada de mí, el otro no recibe ningún tipo de información sobre lo que ocurre en ni nterior, es un tipo de comunicación operativa y/o superficial en el que mi yo no se muestra en absoluto.
2.- En un diálogo manifestamos nuestras opiniones, juicios y valoraciones sobre un asunto dado. Es, pues, una comunicación a nivel de ideas. Muestro al otro mi parte intelectual y lógica, pero dejo oculta y protegida mi parte más vulnerable, que es el yo sensible.
3.- El diálogo a nivel de sentimientos es el nivel de comunicación más profundo. Hablo de lo que me ocurre y de lo que siento en mi interior. Requiere un nivel de intimidad mayor que los anteriores, puesto que al mostrar mi parte más sensible, mis sentimientos, me hago vulnerable. Si digo que esto me duele o me hace muy feliz, le estoy dando a la otra persona una información más sensible que si simplemente comparto mis ideas (diálogo) o si hablo de los otros (conversación). Es con este nivel de comunicación como se construyen las relaciones duraderas. Este tipo de diálogo permite un encuentro profundo, íntimo y real de persona a persona, en el que la confianza y el amor mutuos se ponen a funcionar y salen fortalecidos.
No te preocupes si te das cuenta de que muy pocas veces comunicas a tu pareja lo que vives por dentro. Tal vez en familia tampoco utilicéis un nivel de comunicación profundo. Pero nadie nace enseñado, el hecho es que estás leyendo esto. Tienes interés, quieres aprender, mejorar, llevar más allá tu relación de pareja y familiar. ¡Ya estás en camino!
Te esperamos en el próximo podcast. ¡Seguiremos aprendiendo y “creciendo juntos”! :-)
1.- El silencio. La borrasca Silenciona

A veces los silencios se instalan entre las personas y se quedan ahí, como invitados no deseados. Hay silencios positivos, los buscados y que ayudan a la reflexión. Hay silencios negativos, los que hacen muro y alejan a los que amamos.
Puedes descargar aquí el texto completo que ha servido de base a la introducción para poder leerlo detenidamente.

¿Cómo detectar los silencios negativos?
Como hemos escuchado en el podcast, el silencio no es solo la ausencia de sonido o la ausencia absoluta de comunicación. Puede haber comunicación y sin embargo existir silencio en tu relación de pareja o en tu familia.
Detectar esos silencios es el primer paso para poder afrontarlos. ¿Quieres saber si hay silencios no detectados en tu vida de relación? Nosotros te ayudamos a desenmascararlos. Lee y realiza estas sencillas actividades:
1.- Dibuja en una hoja de papel una cuadrícula con tres columnas y tantas filas como miembros seáis en la familia (una fila para tu pareja, otras más para cada hijo que tengas, otra para tus padres o suegros si viven con vosotros). Pon en las casillas de la primera columna el nombre de cada uno de los miembros de tu familia. En la segunda columna debes poner lo que crees que le preocupa actualmente a cada uno de ellos. La última columna está destinada a que escribas cuál es la ilusión de cada uno en este momento. Pon interrogantes en las casillas que desconozcas.
Esta actividad la puedes hacer tú solo/a, con tu pareja, o toda la familia junta. Si la realizáis juntos, rellenad el cuadro cada uno por separado, y cuando lo tengáis acabado, reuníos y comentad los resultados.
2.- Piensa, ¿crees que ellos saben qué es lo que te preocupa en este momento de tu vida? ¿Saben lo que te genera ilusión actualmente? ¿Has hablado con tu pareja recientemente de tus ilusiones y preocupaciones?
3.- ¿Conoces el último logro o éxito de tu pareja? ¿Cuál es el fracaso que más le ha dolido últimamente? ¿Sabes cuál es el logro del que se sienten más orgullosos cada uno de tus hijos?

Si has podido responder con bastante seguridad las preguntas anteriores tienes motivos para celebrar, porque el silencio no se ha instalado en tu matrimonio ni en tu familia.
Si la mayor parte de las casillas tienen un interrogante,
si piensas que no conocen tus ilusiones y preocupaciones más profundas,
o si desconoces cuales son los logros y fracasos de los que amas…
…entonces, sin duda, hay silencios en tus relaciones familiares.
Pero no te preocupes, porque en el próximo podcast daremos pistas de cómo alejar los silencios y hacer que la comunicación se haga presente entre vosotros.
¡Te esperamos en el siguiente podcast! 😉