Ya tenemos a los ganadores, de las dos categorías, del Premio a una Vida de Amor 2020.
Desde aquí nuestro agradecimiento a todos los participantes por compartir con nosotros su vida e historias de amor.
CATEGORÍA “MATRIMONIO MÁS DURADERO”
José Mª Bendito y Mª Luisa Prieto, de Madrid, 59 años casados
Nos cuenta su hija Ana:
Mis padres son el mayor ejemplo de vida dedicada a comprenderse sin juzgarse, apoyarse y acompañarse, perdonarse y afrontar toda su vida con fe esperanza y caridad para con ellos mismos y para cuantos les rodean.
Un ejemplo de amor y de vida poniéndose en el lugar el uno del otro y, juntos, en el lugar de los demás.
Su mejor legado que nos pueden transmitir es ese “Ama al otro como si de ti mismo se tratara”.
CATEGORÍA “VIVENCIA DE AMOR MÁS INSPIRADORA”
Alejandro Marigómez y María Luisa Rodríguez, de Valladolid
Nos conocimos en Valladolid terminando los estudios, estuvimos dos años tratando de conocernos: inquietudes, ambiciones y proyectos que queríamos realizar cada uno.
En ese tiempo nos sinceramos el uno con el otro y decidimos casarnos y formar una familia y proyectarnos juntos. Fueron los primeros años de lucha y tesón para tener un trabajo y desempeñarlo. Poco a poco, fuimos mirando hacia adelante. Después llegaron nuestros tres hijos, primero una niña y dos años después dos varones, estábamos ilusionados por ser padres y ver cómo íbamos cumpliendo nuestros objetivos. Queríamos ser padres responsables y que en nuestra familia primase el esfuerzo, la concordia, la alegría y la constancia para que, en los momentos cotidianos, que no siempre eran fáciles, pudiésemos ir consiguiendo nuestros retos y proyectos.
Fueron pasando los años y cuando nuestros hijos tuvieron que ir tomando decisiones y elegir su camino, ahí estuvimos a su lado acompañándolos sin imposiciones, orientando y animando desde el respeto para poder ser testimonio para ellos. Fue una etapa muy bonita a pesar del sacrificio.
Pertenecimos durante unos años a las comunidades de vida cristiana de Jesuitas, aprendimos mucho y vivimos experiencias estupendas de diálogo y escuela de padres, dónde nos implicamos como monitores.
Unos primos nos hablaron del Fin de Semana de Encuentro Matrimonial y nos ilusionaba vivirlo, pero algo teníamos que dejar. Yo, María Luisa, cuando decidimos vivir esta experiencia me sentía feliz. Aprendimos mucho, sobre todo cómo utilizar las herramientas que nos facilitaban, después el diálogo profundo que, aunque a veces era costoso, nos venía muy bien.
Pasaron los años y llegamos a nuestras bodas de plata, momento que vivimos con mucha alegría y agradecimiento por poder celebrarlo. Desde entonces y hasta hoy hemos tenido momentos de ALEGRÍAS Y CONTRARIEDADES, hemos visto casar a nuestros hijos, formar sus familias, de las cuales tenemos 8 preciosos nietos, 3 varones y 5 niñas, los cuales disfrutamos a menudo.
Hace 17 años, en el 2003 Alejandro tuvo un derrame cerebral, le operaron y estuvo 10 días en la UVI en coma y después dos meses luchando entre la vida y la muerte. Después tuvimos que volver a aprender a andar, hablar, leer y escribir. Fue una gran prueba, muy dura, ver como el AMOR de tu VIDA estaba a punto de irse. Gracias a la constancia, el tesón y esfuerzo de Alejandro fuimos saliendo adelante, también gracias al apoyo de nuestros hijos, éramos una piña y juntos fuimos capaces de conseguir los resultados que esperábamos.
Para la recuperación de Alejandro era fundamental vernos positivos y alegres. Después de estos años solo tenemos motivos de agradecimiento al PADRE por darnos una segunda oportunidad para seguir compartiendo vida, también agradecemos a las parejas de Encuentro Matrimonial, que nos han ayudado con su apoyo. Después de un tiempo volvimos a ser pareja animadora y pudimos, de nuevo, experimentar y compartir con las parejas, nuestras vivencias y testimonios que tanto nos enriquecen.
¡Este año celebramos nuestras bodas de ORO; 50 años de AMOR, de vivencia y, sobre todo, 50 años de Agradecimiento!