Perder para ganar (2ª parte)
Debido al equilibrio aparente en el que intentamos acomodarnos, nuestro matrimonio puede convertirse en una relación de dependencia del otro en cada uno de los aspectos en que nos “sometemos” a su criterio. Ya se encargará nuestra pareja de resolver nuestras limitaciones: esperamos que el otro sea conciliador si nuestra relación está tensa, que castigue a nuestros hijos si se portan mal, que controle los ingresos y los gastos, que organice el fin de semana o las vacaciones, que tome la iniciativa en nuestras relaciones sexuales, etc. Sin embargo, existe otra posibilidad … A través del diálogo frecuente sobre las