Queremos agradecer a todos los participantes de esta edición 2018 las historias que hemos recibido y aunque no es posible ponerlas todas aquí si queremos compartiros las historias de amor enviadas por nuestros segundo y tercer finalistas de esta edición.
Deseamos y esperamos que las disfrutéis tanto como lo hemos hecho nosotros.
Segundos finalistas
Rafael Arevalo Madueño y Maribel Arevalo Jimenez
Maribel y Rafael inician jóvenes su historia de amor. Nuestros recuerdos son los de unas fotos blanco y negro de una caseta de tiro en la feria o de un paseo en vespa.
Él mostró su enamoramiento, sin importarle ir por la calle con un ramo de rosas para su aniversario; o recitándole poesías de amor ante sus hijos y nietos.
Aquel joven, moreno de ojos azules, que llegó a puestos de alta dirección empresarial, siempre mantuvo alto el estandarte del respeto y fidelidad con los que se entregó a su esposa, a pesar de sus viajes de trabajo con aquellas «situaciones de alerta» que tornaba en jocosas caricaturas ante nosotros, para bien adiestrarnos, sobre cómo responder a la insinuación de alguna chica.
Maribel es una sugerente morena cordobesa, donación completa a Dios, a través de su vocación al matrimonio. Y junto a su esposo nos enseña cómo se puede tener a Dios en el centro de su unión. …»Y vio Dios que eran buenos»… porque se han hecho una sola carne, y fruto de su obediencia al Creador se multiplicaron y llenaron la faz de «su tierra» con 9 hijos y 24 nietos.
Su amor durante más de 50 años fue un reto y la conquista de la entrega absoluta el uno por el otro.
Es difícil destacar una crisis entre tanto traslado profesional, mudanzas, cambios de colegios y atenciones a las nuevas amistades con las que se dejaron un trozo de su corazón en Lucena, Algeciras, Mérida, Sevilla y Córdoba.
Superaron contratiempos personales, profesionales, y con nueve hijos como no, económicos y de salud. Pero ninguno hizo que su matrimonio no siguiera creciendo.
Aprendimos de generosidad en los cuidados y atenciones que tuvieron con sus madres ya mayores, Rafaela y mamaCarmen y con las tías Eugenia y Maruja, que tanto nos cuidaron y con las que aprendimos a cantar villancicos en familia.
Como sustento de las dificultades, Maribel acudía en busca de la Señora en un pequeño sillón de su dormitorio, donde la encontrábamos ante la Virgen haciendo su oración. O veíamos esa vela encendida con la que pedía ayuda para salir de los contratiempos y que ahora pedimos que encienda por los nuestros. Y Rafael nos enseñaba a confiar en la Divina Providencia.
Ellos han demostrado que se puede vivir toda una vida de amor juntos, porque recordamos el ímpetu de los primeros años de matrimonio con divertidas celebraciones en casa cantando y bailando con sus amigos. Porque recordamos sus lágrimas y enseñarnos a rezar ante la muerte de los primeros amigos perdidos.
Porque en nuestra juventud fuimos conscientes de los grandes esfuerzos y renuncias que realizaron para educarnos y hacernos capaces de entregarnos, de amar. No nos exigieron más.
Y porque siendo su amor maduro, lo demuestran, manteniendo vivo el amor joven del que somos testigos a través de sus selfies en WhatsApp, y de sus muestras de cariño en sus paseos por España. De los desvelos de uno por el otro junto a la cama de un hospital sin dejar que nadie los sustituya. O en cómo, juntos, cuidan por la salud integral de sus hijos, nietos y amigos.
Ellos demuestran que se puede vivir toda una vida de amor, porque vemos, día a día, cómo Maribel y Rafael juntos, se aproximan a conquistar su Cielo
Terceros finalistas
Petronilo y Socorro
Se conocen de toda la vida, nacieron y vivian en el mismo pueblo. Con 12 años se hicieron novios aunque tres años despues tuvieron que separarse pues Socorro se tuvo que ir a servir fuera de su pueblo. Trabajaba para a un militar y les fueron cambiando de destino hasta que cuando ella tenia 24 años destinaron a su señor a Canarias. Ahi fue cuando Petronilo dijo que ya no habia mas tralados. Se casaron el 8 de enero de 1949 y el 24 de abril nacio su hijo mayor, Antonio. A los 5 años nació su hija Ana. Han tenido una vida, el dedicado a trabajar para sacar su familia adelante, teniendo a veces hasta tres trabajos y durmiendo tan solo 2 o 3 horas al día. Y ella dedicada a la crianza de sus hijos y su casa.
Despues de toda una vida de trabajo, cuando Petronilo se jubilo pudieron dedicarse unos años a ellos, a salir de viaje y conocer sitios, que nunca antes lo habían podido hacer.
Hoy en día su mayor satisfacción es ver y estar con la familia que han creado!! Sus dos hijos, sus cuatro nietos y sus tres bisnietos.
Si todavía no habéis leído la historia de los ganadores podéis hacerlo AQUI
[…] Segundo y Tercer Finalistas “Premio a Toda Una Vida de Amor” edición 2018 […]